Mercedes Morales contacto: merxemorales@hotmail.com

martes, 4 de febrero de 2014

Empeñados en bendecir los tòxicos


¿Por qué no nos dejan ser ecológicos?
 
Hay un empeño brutal por parte de bioquímicos, nutricionistas, investigadores e inquietos por salvarnos de la ignorancia y del miedo. Del miedo a los tóxicos y a los transgénicos. Pues sí, yo he de reconocer que soy de las que tienen miedo. Pánico a que no pueda elegir si en un futuro próximo me como una calabaza valenciana porque solo se produzca una única variedad nacional, europea, global y que ésta sea transgénica.  

Medio mundo está convencido de que el 25% de los españoles vivimos bajo la alarma de morir si consumimos alimentos de la agricultura convencional, mientras el otro medio nos entregamos a lo contrario. Los primeros quieren demostrar que manzanas, apio, pimientos y fresas cultivados por métodos modernos llegan a nuestra casa libres de residuos tóxicos, de pesticidas. Y si los contienen, estos son inofensivos, no nos producen ningún daño pese a que se acumulen en nuestro organismo año tras año y kilo tras kilo.

Que más quisieramos los que consumimos productos BIO que la totalidad de producción de la huerta fuera alimentos cien por limpios y no tener que pagar un tanto más extra por comida orgánica. Pero es cierto, no nos fiamos. Porque mientras un segmento de opinadores apuntan con sus datos que la química dosificada en frutas y verduras es una bendición, otro sector muestra estudios con el exceso de abonos nitrogenados que sufren los vegetales.

Y cómo estos pueden dejar síntomas de toxicidad en los consumidores: tos, irritación de ojos y piel, fiebre, dolor de cabeza, mareos, naúseas, vómitos. Y pasar a males mayores como transtornos hormonales y del sistema inmunitario y hasta crear problemas reproductivos como reducción de espermatozoides y esterilidad.

Y si no, que les pregunten a las personas con problemas de sensibilidad química y otras alergias cómo cambió sus vidas cuando pasaron de la alimentación convencional a la ecológica.

Hay quien quiere que nos tomemos esas manzanas que encabezan el listado de vegetales tóxicos que publica el Grupo de Desarrollo Ambiental de EEUU para alertar al consumidor, o que disfrutemos sin miedo de los huevos de clasificación 3 que proceden de gallinas que pasan toda su vida encerradas en jaulas del tamaño de un folio y se alimentan de piensos muy procesados. Y ¿por qué vamos a conformarnos con esto si hay una alternativa de cultivo y de producción que además es amable con el Planeta y no le origina nuevos impactos?

Quizás es el momento de que industria alimentaria, médicos, químicos, biólogos, nutricionistas, enfermeros y hasta farmaceúticos piensen solo en el beneficio colectivo de la salud como pensarían en cuidar a su hijo recién nacido. Con toda la responsabilidad y el afecto, aunando conocimientos, sin confrotaciones, ironías ni batallas
, pensado, por una vez, en el bien común, que es el bien de uno mismo.



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